Pérdida de biodiversidad y ecosistema es amenaza para futuro

"El continente americano tiene el 13 por ciento de la población mundial y en él hay 7 de los 17 países con más biodiversidad del planeta, aunque los recursos que brinda la naturaleza están muy mal repartidos entre los habitantes del continente", explicó la investigadora de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), Cristiana Seixas.

Según ella, "América cuenta con el 40 por ciento de la capacidad de los ecosistemas del planeta de producir materiales que pueden ser consumidos por los humanos. Sin embargo, los países de la región producen casi un cuarto de la sustentación ecológica global, es decir, la cantidad de recursos necesaria para sostener a la población humana actual".

Seixas fue una de las representantes brasileñas que participó esta semana en Medellín (Colombia) de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), un organismo independiente creado por la ONU con la intención de propiciar un mecanismo de protección del medio ambiente en todo el mundo.

El desequilibrio causado por la acción humana ha causado un grave impacto en los ecosistemas de América y en su biodiversidad.

Brasil, dueño de la mayor selva verde del mundo, fue el país con una mayor representación en el evento. Todos los científicos e investigadores del país se agrupan en la Plataforma Brasileña de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (BPBES).

Participante en el IPBES, la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (Fapesp), expuso un informe comparando el actual estado de América con el que se encontraron los colonizadores europeos cuando llegaron al continente, siglos atrás.

Según el texto, las poblaciones del 31 por ciento de las especies americanas en una determinada área sufrieron declinación, y se calcula que la cifra puede subir hasta el 40 por ciento de antes del 2050.

En Brasil, los investigadores apuntan a dos graves problemas: la deforestación que sufre la selva amazónica y el hacer uso de los recursos naturales de forma más intensiva que lo deseable.

"Desde el descubrimiento de Brasil, nuestra economía es extractivista, y la expansión del agronegocio sigue en esta línea. El foco hoy es el Cerrado de la región denominada Matopiba: los estados de Maranhao, Tocantins, Piauí y Bahía, todos ellos en la región del noreste. Aunque producen alimentos, género de primera necesidad, y contribuyen enormemente a la balanza comercial del país, lo hacen de forma predatoria", explicó a Xinhua Alfredo Joly, coordinador del Programa de Pesquisas en Caracterización, Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad del Estado de Sao Paulo (Biota) y también investigador de la Unicamp.

Para el experto brasileño, en lugar de simplemente expandir las áreas ocupadas por los cultivos de soja o por el ganado, hay que pensar en un paisaje multifuncional, con extensas áreas agrícolas, entremezcladas por áreas de vegetación nativa (como sería el caso de una Reserva Legal, por ejemplo) y conectadas por largas franjas de bosques ciliares (lo que serían Areas de Preservación Permanente).

"Creo que así, todos saldrían ganando: sería posible mantener buenas poblaciones de polinizadores, que aumentarían la cantidad y la calidad de los granos de soja; mantener una mejor recarga de acuíferos, principalmente en las áreas de Cerrado, evitando la necesidad de racionamiento; mantener la biodiversidad y la capacidad de conservación optimizada con la conexión entre fragmentos provista por los bosques ciliares. A medio plazo sería una situación gana-gana", finalizó Joly.