La creciente acidificación del océano Pacífico ha influido directamente en las conchas de esos moluscos de gran interés económico y gastronómico.
24 junio 2016 |
A través del estudio, comprobaron que las conchas recogidas por los indígenas americanos, con más de mil años, son en promedio un 27 por ciento más gruesas que las de ahora.
Señalan que en la década de 1970 las conchas llegaron a ser 32 por ciento más gruesas que las actuales.
De acuerdo con los científicos, los mejillones, las ostras y ciertas especies de algas tienen dificultades para producir sus conchas y esqueletos de carbonato de calcio en un entorno con acidificación.
Alertan que la disminución del grosor de las conchas hace que los mejillones sean cada vez más vulnerables a los depredadores y las perturbaciones ambientales, lo cual podría afectar a su interacción con otras especies marinas.
Cada día es más evidente que la acidificación afecta la vida marina en todo el mundo y que valiosos ecosistemas marinos podrían ser destruidos.
Como mismo el dióxido de carbono, procedente de la quema de combustibles fósiles, se acumula en la atmósfera y causa el calentamiento global, también se acumula en los océanos, y cambia la química del agua.
La comunidad científica afirma que la acidificación impide por ejemplo a los corales fabricar carbonato cálcico, lo que forma el armazón del coral.
La absorción por los océanos de cantidades crecientes de dióxido de carbono aumenta el nivel de acidez e inhibe, por lo tanto, la transformación de calcio necesaria para la supervivencia de los moluscos y el plancton calcáreo, ostras, almejas y mejillones, las especies que corren un mayor peligro.