Cambio climático y el creciente comercio son causas principales del aumento de plagas vegetales que amenazan los medios de vida de millones de personas por daños severos a los cultivos, factores objetos de estudio en la FAO.
08 abril 2019 |
Pero el problema no solo estriba en el daño y la pérdida de determinada cosecha, se trata de evitar el mal; si aparece atajarlo a tiempo y frenar las grandes posibilidades de propagación transfronterizas, creciente rol que desempeña la sanidad vegetal.
De tan medular tema, incluso para la vida humana y calidad de los alimentos que nutren a los individuos, se ocupan hoy expertos del mundo en torno a la XIV reunión de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF).
La CMF es el órgano rector de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (Cipf), que se realiza hasta el viernes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ejemplos de agentes devastadores son la Xylella fastidiosa y la mosca oriental de la fruta (Bactrocera dorsalis), sobre las cuales en ese encuentro se trazan protocolos de control.
La primera progresivamente se propaga y ataca cada vez más a cultivos de importancia económica como olivos, cítricos, ciruelos y vides; en tanto la segunda daña a árboles como el aguacate, banano, guayaba y mango en por lo menos 65 países de África subsahariana y Oceanía.
El encuentro reúne a más de 500 delegados, expertos de unas 150 partes contratantes de la Convención y de 30 organizaciones observadoras, la más amplia reunión en la historia del Cipf, tal como la calificó Jingyuan Xia,secretario de ese organismo regulador.
En esta oportunidad el evento anual concita mayor interés pues en él se definen estrategias para el período 2020-2030 y se planean objetivos y metas para la celebración en 2020 del Año Internacional de la Sanidad Vegetal, iniciativa aprobada por la Asamblea General de la ONU, a instancias de la Cipf, con el fin de elevar la concienciación sobre la importancia de proteger la salud de las plantas.
En 2016 la cita anual de la CMF fue dedicada a la seguridad alimentaria, el año siguiente a la facilitación del comercio, el 2018 a la protección del medioambiente y la actual al desarrollo de capacidad asociada a la sanidad vegetal, aspectos esenciales para la celebración el año próximo de la efeméride internacional.
Anne Bucher, directora general de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, destacó que solo una capacidad institucional suficientemente sólida podrá apoyar las políticas en materia de salud vegetal y contribuir a su impacto positivo en la seguridad alimentaria, la facilitación del comercio y la protección del medio ambiente.
Según explicó, todo cuanto se relaciona con la salud de las plantas es esencial para la cadena alimentaria, pues representa el 80 por ciento de los alimentos, mantienen a la atmósfera y ayudan a garantizar suministros de agua; aportan números productos y crean hábitat para los animales; en resumen, 'no podemos vivir sin las plantas sanas', acotó.
Sobre la importancia de la efemérides venidera el director general adjunto de la FAO y del departamento de Agricultura y Protección al Consumidor, Bukar Tijani, ponderó la importancia de hacer todo cuanto sea posible para 'elevar la conciencia mundial sobre la importancia de la sanidad vegetal para la salud, el ambiente y el comercio'.
Los daños causados por las plagas, dijo, no se limitan solo a cultivos; ellas afectan los medios de vida de muchas personas en la cadena alimentaria, con un impacto grave en el medio ambiente y la seguridad alimentaria; por tanto la Cipf, que alberga la propia FAO, contribuye a los objetivos estratégicos del organismo especializado de ONU.
En tal sentido recordó que la visión de la FAO de Hambre Cero podrá lograrse solo gracias a tener plantas en buen estado de salud, libres de plagas y enfermedades.
La resolución de la ONU, aprobada el 20 de diciembre pasado, denota la importancia que a la sanidad vegetal se le concede también en cuanto a 'proteger el medio ambiente y la biodiversidad e impulsar el desarrollo económico', destacó en ese entonces la directora general adjunta de la FAO, María Helena Semedo.