En tal sentido, algunas prefecturas como la de Kochi realzaron la gravedad de la situación, al indicar que el calentamiento global pasó de ser una mera preocupación a convertirse en un problema real, pues sus efectos ya salieron a la superficie.
En particular, en 2010, un año con récord de calor para Japón, la calidad del arroz sufrió afectaciones significativas con la aparición de granos blancos inmaduros.
Al mismo tiempo los productos frutales también muestran daños en 39 prefecturas, incluyendo la de Tokio, con la aparición de plagas, mala coloración de las manzanas y otros percances asociados al fenómeno climatológico.
Según el sondeo realizado en noviembre, sin embargo, solo cinco gobiernos locales ya formularon medidas para disminuir esos daños, mientras otros 18 dijeron que planean hacerlo.
Las autoridades de las restantes prefecturas plantearon entre los inconvenientes para afrontar el problema la falta de personal especializado y de recursos financieros, por lo que demandaron un mayor apoyo presupuestario del gobierno central.
Un estudio reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) prevé que las temperaturas en Japón aumentarán en cuatro centígrados durante los próximos 100 años, muy por encima del promedio de 0,8 estimado para el planeta, lo que debe alterar significativamente los regímenes de lluvias y por ende las prácticas agrícolas en el archipiélago nipón.
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