El 18 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza. El futuro medioambiental de la región depende del manejo sostenible de sus recursos forestales.
18 octubre 2016 |
Por ejemplo, en Perú, un 80 % de la deforestación se debe a la agricultura migratoria que ataca la Amazonía. Este tipo de agricultura implica que las poblaciones agrícolas migran hacia zonas forestales y queman el bosque. En su lugar crían ganado y plantan cultivos, actividades que "compactan" el suelo. Uno de los casos más notorios son las plantaciones de palma aceitera en tierras antes ocupadas por bosques tropicales.
"[El bosque quemado] da una buena primera y segunda cosecha. Pero la siguiente no da los resultados esperados porque esos suelos no son agrícolas, son suelos forestales. La gente abandona esas tierras y se va a otro lado a hacer lo mismo. Tumban y queman bosques para la producción agrícola", explicó el presidente de AIDER.
Para el experto, con "un manejo integral del bosque" se lo puede aprovechar de manera sostenible y con ello aportar a un "sistema de seguridad alimentaria con producciones forestales". Los bosques pueden ser también, a través de la agroforestería, una alternativa para obtener alimentos y conservar la biodiversidad al mismo tiempo.
"El bosque tiene que ser visto como un conjunto de bienes y servicios que nos da la naturaleza. No solamente es madera: son los productos maderables, los no maderables, la piscicultura, la artesanía, la flora y la fauna, así como los servicios ecosistémicos como el carbón, que hay en estos bosques", enumeró Nalvarte.
Según el experto, se debe tener una perspectiva "de mediano y largo plazo" sobre las políticas forestales, aunque "por lo general" los países tienden a adoptar medidas cortoplacistas. La gobernanza de los recursos naturales, en un contexto de cambio climático y de deforestación, cobra una relevancia especial.
Un caso ejemplar de manejo sustentable de recursos forestales es el de la etnia Shipibo Konibo, un pueblo amazónico en Perú con el que trabajó AIDER y que "hoy en día maneja sus bosques".
Los Shipibo Konibo pasaron de vender un árbol en el pasado por 10 dólares a obtener actualmente "una utilidad neta de 1.000 dólares" por cada unidad a través de la explotación de los recursos de la madera y de la agroforestería. Exportan a Estados Unidos, preservando al mismo tiempo la sostenibilidad de sus bosques.