Científicos mexicanos emplean el sargazo, estiércol de gallina y el desperdicio de cebolla para elaborar biocarbones útiles para baterías, celdas de combustible y supercapacitores, todos dispositivos alternativos en la generación y almacenamiento de energía limpia.
29 agosto 2018 |
"Se trata de un proceso sencillo que consiste en someter los desechos en un horno en atmósfera inerte (sin oxígeno) a 400-600 grados centígrados, para precarbonizarlo", explicó la líder del proyecto, Liliana Alonso Lemus.
México afronta un masivo e inusual arribo de sargazo que se concentra por toneladas en playas del sureste del país.
En este proceso, detalló la científica, el carbón producido presenta baja área superficial; es decir, que es poco poroso, por lo que el siguiente paso es dar un tratamiento adicional con agentes químicos, ya sean ácidos o bases fuertes, para generar poros en la superficie y generar lo que se conoce como carbón activado, el cual vuelve a pasar por un tratamiento térmico de mayor temperatura.
El material que se obtiene es un polvo negro que se muele a fin de generar partículas pequeñas, las cuales se combinan con un agente aglutinante para formar electrodos que conformen los dispositivos de almacenamiento y generación de energía limpia.
"Se sabe que la cáscara de cebolla, el sargazo o la gallinaza no son materiales conductores de electricidad, al carbonizarlos con estos procesos adquieren características de conductor eléctrico", abundó Alonso Lemus.
Uno de los usos que se les puede dar a los carbones obtenidos es en los supercapacitores, empleados para almacenar grandes cantidades de energía.
En la actualidad, existen otras alternativas a nivel internacional para obtener biocarbones, pero la investigación del Cinvestav se centra en utilizar residuos abundantes en el país y que en otras naciones no se han reportado.
"Hay muchas investigaciones donde emplean diferentes fuentes de biomasas que son alimentos para obtener biocarbones, como por ejemplo la soya, pero nosotros somos selectivos en no usar alimentos porque esto podría causar un déficit alimentario", refirió.
Por el momento, el Cinvestav busca optimizar los biocarbones y posteriormente solicitar una patente que pudiera transferirse o vincularse con el sector productivo, ya que estos biocarbones son productos de alto valor agregado y con un amplio nicho de mercado.