Frente al “ruido” que genera el uso de productos fitosanitarios para agricultura en las poblaciones cercanas a las zonas rurales y a la disparidad de criterios regulatorios entre distintos municipios y provincias, los sectores públicos y privados ligados al tema se juntaron en una mesa y lograron consensuar un documento que sirve como base para la legislación sobre las aplicaciones en las áreas cercanas a las ciudades.
Con un fuerte basamento técnico científico aportado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se determinó que -cumpliendo con una serie de pautas- las distancias sugeridas son de 100 metros para las aplicaciones terrestres y de 200 metros para las aéreas. El documento también señala que esas distancias se podrán reducir a partir de la evaluación que realice el profesional actuante, en consideración a la tecnología disponible, las condiciones climáticas y el producto fitosanitario empleado.
Los representantes de los distintos sectores comenzaron a reunirse a principios de 2013 y luego de 9 meses quedó finalizado el trabajo que denominaron “Pautas sobre Aplicaciones de Productos Fitosanitarios en Áreas Periurbanas”, y que fue distribuido por el Ministerio de Agricultura de la Nación a las distintas provincias.
El objetivo es contar un soporte técnico a la hora de definir las zonas de amortiguamiento o buffer para que sea considerado por las autoridades competentes de cada jurisdicción al momento de reglamentar las tareas de aplicación de productos fitosanitarios.
Las distancias mencionadas surgieron luego de considerar lo expuesto por los distintos integrantes de la mesa de trabajo y están basadas en las Buenas Prácticas Fitosanitarias, los antecedentes internacionales y nacionales en la materia, sumado a conceptos agronómicos básicos como condiciones climáticas, propiedades físicas y químicas de los productos utilizados, seguridad e higiene, aptitud, toxicología y recomendaciones específicas sobre equipos y accesorios.
¿Qué es una zona buffer o de amortiguamiento?
Una zona buffer, también conocida como zona de amortiguamiento, está pensada como la superficie adyacente a determinadas áreas de protección que por su naturaleza y ubicación requiere un tratamiento especial para garantizar la conservación del espacio protegido, sin dificultar las actividades que en ellas se desarrollan. La instalación de zonas de amortiguamiento es una de las soluciones propuestas para minimizar la posibilidad de contaminación de zonas sensibles a los fitosanitarios.
Los trabajos existentes muestran que las primeras permiten limitar el transporte de agroquímicos hacia estas últimas.