La “metodología” administra datos e información para evaluar el impacto por “daños y pérdidas económicas de los desastres en cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y silvicultura”, para catástrofes de “pequeña, mediana y gran escala” en la región.
21 mayo 2021 |
“Los desastres resultan en daños y pérdidas de producción, con un impacto económico directo para los productores, que se traduce a lo largo de toda la cadena de valor afectando el crecimiento general del sector y de las economías nacionales”, dijo la oficial de Riesgos y Desastres de la FAO para América Latina y el Caribe, Anna Ricoy.
Esta situación, de acuerdo con Ricoy, “se ha agravado aún más por la pandemia” de la covid, que ha golpeado severamente a la región.
La “metodología” administra datos e información para evaluar el impacto por “daños y pérdidas económicas de los desastres en cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y silvicultura”, para catástrofes de “pequeña, mediana y gran escala” en la región, señaló un comunicado de la FAO.
La agencia de la ONU destacó que, en concreto, esta herramienta recopila, sistematiza, analiza y reporta datos para la posterior toma de decisiones con el fin de “entender la vulnerabilidad de las personas que dependen del sector agropecuario, y para contar con políticas capaces de reducir dicho impacto y garantizar la seguridad alimentaria”.
Consideró, en ese sentido, que dicho sistema de evaluación de daños y pérdidas generaría un “respaldo de instrumentos financieros”, como asignaciones presupuestarias, fondos o seguros, que facilitarían una mayor inversión en la agricultura y los sistemas alimentarios más sostenibles resilientes e inclusivos.
La FAO estima que, entre el 2008 y 2018 la agricultura y sus subsectores sufrieron el 26 % del impacto causado por desastres de mediana y gran escala a nivel mundial, y que en América Latina y el Caribe dejaron pérdidas por 29.000 millones de dólares.
El organismo de la ONU sostuvo que dichas cifras están “lejos de representar la realidad dado que los impactos en la agricultura, y, sobre todo, las pérdidas económicas directas no suelen ser debidamente cuantificadas”.
Hasta el momento, Argentina Colombia, Chile y Uruguay ya adoptaron esta herramienta, y en determinados casos se sumaron otras metodologías e instrumentos digitales para recolectar datos de campo y registro.
La FAO tiene como objetivo extender por toda al región esta herramienta para “asegurar la comparabilidad y estandarización de los datos entre países y subregiones”, y además facilitaría los compromisos del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.